¿Cómo fomentar la inteligencia emocional en mis alumnos?
Muchos estudios coinciden en que un adecuado aprendizaje no debe quedar limitado a una dimensión intelectual o cognitiva, sino también emocional. La alfabetización o desarrollo de competencias afectivas y emocionales prepara a nuestros alumnos para vivir libres de intolerancia, violencia e incertidumbre.
La escuela o centro educativo debe, aunque no por sí solo, brindar una formación a los alumnos. Es para hacer de ellos unos individuos emocionalmente más inteligentes. Además, se ha demostrado que las capacidades emocionales y afectivas contribuyen a la adquisición de conocimientos. En este sentido, hablamos de la existencia de una intensa interrelación entre el enfoque psicológico y pedagógico.
Contenido
- 1 Lo fundamental
- 2 Trabajar la inteligencia emocional en el aula
- 2.1 La inteligencia emocional es un factor fundamental en la educación de niños y adolescentes
- 2.2 Un buen docente precisa de inteligencia y competencias emocionales: conócete a ti mismo
- 2.3 La inteligencia emocional no es innata, pero sí fundamental: así podemos desarrollarla
- 2.4 No olvides ejercitar la inteligencia emocional en tus alumnos
- 2.5 Técnicas y recursos a emplear: así podemos implementar la educación emocional en nuestras clases
- 2.6 Puedes usar la música para el desarrollo de competencias emocionales
- 2.7 Beneficios de la inteligencia emocional: ¿para qué sirve realmente?
- 2.8 Medir la inteligencia emocional: ¿lo estoy haciendo bien?
- 3 Resumen
Lo fundamental
- Muchas personas tienen dificultades para reconocer y gestionar sus emociones. También para empatizar y ser tolerantes con sus similares. Por lo general, el sistema educativo tiende a dar por adquiridas competencias que, en ocasiones, no están suficientemente desarrolladas. O, simplemente, se le resta valor a la inteligencia emocional frente a la cognitiva o intelectual. Por suerte, cada vez son más los centros y docentes que ceden un merecido espacio a la enseñanza de habilidades emocionales.
- La inteligencia emocional no es innata, pero se puede desarrollar y trabajar a través de estrategias. Son los docentes, junto a las familias, los encargados de educar, acompañar y ayudar a los estudiantes a lo largo de este proceso de educación emocional.
- Una buena inteligencia emocional puede traducirse en un individuo seguro de sí mismo, apto para el liderazgo. Y, sobre todo, preparado para una vida en sociedad libre, respetuosa y tolerante.
Trabajar la inteligencia emocional en el aula
A menudo, vemos contextos dispares en los cuales los estados de ánimo de las personas se traducen en reacciones emocionales casi impulsivas. Detrás de cada respuesta afectiva, se encuentra un comportamiento o estrategia aprendida previamente. Como docentes, podemos ver situaciones en las que nuestros alumnos pueden encontrar ciertas dificultades a la hora de identificar y gestionar las emociones.
¿Están nuestros alumnos preparados para enfrentarse a los inconvenientes y momentos duros que supone estar vivos y ser seres sociales? No todos. Por eso, somos sus educadores, junto a los miembros de su núcleo familiar, quienes debemos ayudarles a adquirir, ejercitar y desarrollar una buena inteligencia emocional.
La inteligencia emocional es un factor fundamental en la educación de niños y adolescentes
Es recomendable llevar a cabo la formación de la inteligencia emocional desde la niñez. La infancia es un período de gran importancia. Es debido a que los cimientos de conducta vienen marcados muchas veces por la manera en que el menor ha vivido y aprendido durante sus primeros años de vida.
Como docente debes escuchar, identificar y etiquetar las emociones y reacciones del niño. Tienes que ponerte en su lugar, ayudarle a pensar y orientarle hacia sus metas. Debes incentivar su curiosidad y ofrecerle los recursos precisos para que aprenda a contextualizar sus emociones.
Por su parte, la adolescencia es una etapa de numerosos cambios, a veces críticos. La inteligencia emocional aquí juega un papel esencial. En este sentido, es preciso que los menores ya cuenten con una base afectiva sólida, que le ayude a manejar y gestionar sus emociones en momentos complicados.
"Aún cuando el término inteligencia emocional ha comenzado a utilizarse comúnmente en forma reciente, la investigación en esta área no es un fenómeno nuevo".
Un buen docente precisa de inteligencia y competencias emocionales: conócete a ti mismo
Como docentes, somos una referencia activa y directa para nuestros alumnos. Para los cuales, además, la escuela o centro educativo puede convertirse en un segundo hogar. Nuestra responsabilidad como educadores es crucial en este proceso de aprendizaje. Nuestro estado anímico, reacciones emocionales o carencias afectivas pueden traducirse en consecuencias negativas sobre nuestro alumnado. Por lo tanto, debemos tener un adecuado control sobre nuestras competencias afectivas y emociones antes de plantearnos ser ejemplo o guía en la enseñanza de la inteligencia emocional.
Sin embargo, este proceso resulta casi inviable sin la ayuda de los padres. Por eso, es esencial trabajar en conjunto para forjar esa inteligencia emocional desde edades tempranas. ¿Cómo hacerlo? A través de la creación de un entorno afectivo para el aprendizaje en el centro escolar. Debemos educar mediante el estímulo de emociones y pensamientos positivos, adoptando un vocabulario pscio-emocional. También una escucha activa y empática de los pensamientos reacciones emocionales.
"Para enseñar matemática o geografía, el profesor debe poseer conocimientos y actitudes hacia la enseñanza de esas materias. Las habilidades emocionales, afectivas y sociales que el profesor debe incentivar en el alumnado también deberían ser enseñadas por un equipo docente que domine dichas capacidades".
La inteligencia emocional no es innata, pero sí fundamental: así podemos desarrollarla
La inteligencia emocional no es algo innato. Debemos aprender a ser seres emocionalmente inteligentes y equilibrados.
Se ha demostrado que los individuos sociales que cuentan con buenas competencias emocionales son capaces de controlar sus emociones, sin dejarse dominar por ellas. Además, reaccionan de manera calmada y adecuada ante cualquier tipo de situación o contexto. Esto se traduce en individuos líderes, sobresalientes, seguros y proactivos.
Para entrenar la inteligencia emocional, hace falta educar e identificar nuestras reacciones emocionales. También mejorar nuestras relaciones con otras personas y desarrollar nuestros niveles de autocontrol y empatía.
No olvides ejercitar la inteligencia emocional en tus alumnos
Para ayudar a nuestros alumnos no solo a desarrollar, sino a ejercitar y obtener una buena inteligencia emocional, debemos enfocar el proceso en torno a varios pasos clave.
Es recomendable empezar por saber identificar y reconocer la emoción que se experimenta. Resulta óptimo contar con un variado vocabulario emocional que nos ayude a comprender y ordenar matices.
Para continuar, debemos trabajar en el desarrollo de la empatía. O, lo que es lo mismo, ejercitar la capacidad de ponerse en el lugar del otro y comprender qué se esconde tras sus reacciones emocionales y estados anímicos. En este paso, es adecuado recomendar al alumnado realizar un análisis más profundo, que les lleve a reflexionar sobre lo que mueve a nuestros similares.
Por su parte, el autocontrol también es un punto clave del proceso educativo emocional. Debemos enseñar al joven a no reprimir sus emociones y reacciones afectivas. Deben ser capaces de actuar de forma útil y no impulsiva. De esta manera, les estamos enseñando a medir las consecuencias de sus actos de forma previa a la reacción o acto mismo. Así, podrán reenfocar la acción y tomar decisiones emocionales adecuadas.
Por último, hay que brindarles los conocimientos y estrategias necesarias para tener habilidades sociales adecuadas. Así, gestionarán conflictos de manera pacífica. Es preciso fomentar el empleo de una comunicación asertiva, libre y respetuosa.
"La educación emocional está, sin duda, contemplada en la LOGSE. En su artículo 1 establece que «el sistema educativo se orientará al pleno desarrollo de la personalidad del alumno». No se trata de atender exclusivamente al desarrollo cognitivo del alumno. El desarrollo emocional constituye un aspecto importante de la personalidad y, por tanto, del desarrollo integral de la persona. Uno de los principales espacios educativos para el desarrollo de la educación emocional es la escuela."
Técnicas y recursos a emplear: así podemos implementar la educación emocional en nuestras clases
Las programaciones y agendas educativas suelen estar muy ajetreadas. Por ello, a veces, nos olvidamos que el pilar emocional es igual o más importante que el cognitivo. Por suerte, ya hace años que la dimensión emocional ha ido ganando terreno en las agendas de los educadores de muchas escuelas. Estos, junto a los padres del alumnado, tienen un papel fundamental en el apoyo y formación del joven, como ser social y emocional.
Son numerosas las vías a través de las cuales podemos implementar la inteligencia emocional en el aula. No es obligatorio que sea una asignatura como tal. Es suficiente si lo orientamos como contenido o competencia transversal. Hemos recopilado algunas ideas interesantes para incluir la formación emocional en nuestras clases:
- Existen muchos libros y material online que están relacionados con la inteligencia emocional. Pueden servirnos como un gran apoyo durante este proceso de formación afectiva y relacional.
- Los proyectos grupales ayudan a despertar la curiosidad, admiración y respeto entre compañeros. Además, favorecen la autoconfianza y el sentimiento de pertenencia a un grupo.
- Técnicas educativas como la educación en valores, las soft skills, o el mindfulness pueden ser de utilidad a la hora de buscar el bienestar y la motivación de tus alumnos.
Como es evidente, para que el desarrollo de la inteligencia emocional en nuestros alumnos sea efectivo, el primer cambio tiene que partir de nosotros como docentes. Familias y profesores somos referencias para nuestros alumnos. Por ello, debemos formarnos emocionalmente para poder mejorar no solo en nuestra vida individual, sino en la eficiencia de nuestra labor educativa y formativa. O, lo que es lo mismo, para que nuestro esfuerzo se traduzca en una adecuada formación emocional del alumnado.
El primer paso está en nosotros mismos, en ser seres con amplias competencias emocionales y afectivas.
Puedes usar la música para el desarrollo de competencias emocionales
Resulta indudable la capacidad que tiene la música para provocar emociones. Sin embargo, los estudios evidencian cómo la educación emocional a través de la música puede ayudar al individuo a ser más feliz. Además, acrecienta la salud física y psíquica del ser humano.
Un ejemplo interesante del papel de la música en este contexto es la musicoterapia, una rama científica encargada del estudio de la música con aplicaciones prácticas para los humanos.
Como parte de nuestro proyecto educativo emocional, podemos llevar a cabo diversas actividades para desarrollar competencias afectivas a través de la música. Para buscar e identificar reacciones en el alumnado, podemos comprobar qué le transmiten diversas piezas musicales de géneros dispares. Además, podemos dedicar una sesión a que inventen la letra de una canción. Así, les enseñaremos a equilibrar e identificar sus propias emociones.
La música tiene múltiples beneficios cuando hablamos de emociones. Por ello, puede convertirse en un instrumento muy útil para ti a la hora de educar emocionalmente a tus alumnos.
"Según Sloboda (1985), otra de las funciones de la música es su potencial para ayudar al desarrollo de la humanidad, dada su capacidad para permitir que el ser humano exprese sus emociones, así como también para encontrar su identidad y mejorar las relaciones sociales".
Beneficios de la inteligencia emocional: ¿para qué sirve realmente?
Como ya sabemos, la inteligencia emocional es el conjunto de conocimientos y estrategias que nos hacen hábiles para vivir en sociedad. Nos permiten controlar nuestras reacciones afectivas, además de identificar y comprender las emociones de otras personas.
Pero, ¿cuáles son sus beneficios reales? Si pones en práctica los siguientes consejos en el aula, lograrás tus metas en lo que se refiere a la formación en inteligencia emocional de tus alumnos.
- Haz que el alumno se conozca y se acepte. Esto conlleva a una mejora en la confianza del menor. También a una correcta evaluación de sus debilidades y fortalezas emocionales.
- Motiva a tus alumnos a mejorar su rendimiento en clase. Esto trae consigo una mejora en los niveles de felicidad y en la salud del menor.
- Ayuda a gestionar situaciones de estrés y a identificar contextos para aprender a protegerse.
- Fomenta las relaciones entre compañeros. Esto incrementará sus niveles de empatía y curiosidad por quienes les rodean.
- Acompaña al alumno en su desarrollo personal, aportando las herramientas de inteligencia emocional pertinentes.
- Ayuda en la consecución de metas u objetivos. Esto incrementará la motivación, protección y autoestima del alumno.
Medir la inteligencia emocional: ¿lo estoy haciendo bien?
Llegados a este punto, conocemos el importante esfuerzo que se esconde tras el fomento de la inteligencia emocional en nuestros alumnos. Pero, ¿cómo saber si lo estamos haciendo bien?
Existen varias áreas a través de las cuales llevar a cabo un proceso de medición de la inteligencia emocional. Medir los resultados siempre debe recaer sobre profesionales, desde un enfoque de ámbito pedagógico, clínico, organizacional o de investigación.
Resumen
Llegados a este punto, ya conocemos muchos de los aspectos más relevantes para el desarrollo de capacidades y competencias emocionales en nuestros alumnos. No obstante, debemos ser realistas y no pensar que este largo proceso, basado en la puesta en práctica de técnicas y recursos educativos, va a traducirse en resultados drásticos y excepcionales.
No estamos inmunizando a nuestros alumnos frente al desgaste psicológico consecuente de las adversidades del día a día. Por el contrario, estamos educándolos y ayudándolos a ser mejores personas.
Como ya sabemos, la inteligencia emocional no es algo innato, pero sí absolutamente necesario para adquirir conocimientos de carácter cognitivo y para vivir en sociedad. Es nuestra responsabilidad, como educadores, acompañar, comprender y ocupar un lugar activo en la formación emocional de nuestros alumnos. Es que ven en nuestra figura un referente y en el centro de enseñanza un segundo hogar.
(Fuente de la imagen destacada: Parinya Agsararattananont: 133715466/ 123rf.com)
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